S01xEp. 03 - Facing the Opponent

Carol Davners // Ms Mrvel
Mutante | Hermandad de los Mutantes
En: ¿?¿?¿?
Ft: Wiccan
Ni sabia como habia sido posible, ni el por que de aquello, pero de un momento a otro, Billy desplego sus poderes, envolviendose en un halo de luz plateada y liberandose del cautiverio. Luego, con unicamente dos palabras, nuestro secuestrador cae inerte al suelo. ¿Acaso era posible que aquel jovencito fuera tan poderoso? Recorde que en la reunion que habiamos tenido en la Hermandad, nuestro lider le pidio que practicara sus dotes aislado, ¿Acaso el amo del magnetismo conocia semejante potencial? De ser asi, Magneto habia hecho bien en reclutarlo.

-¿estás bien?-cuestiona mientras con un simple gesto, desintegra el collar que anulaba mis poderes. Nuevamente vuelvo a sentir la fuerza correr mis musculos y sin esfuerzo, pero algo entumecida, rompo el cuero que me obligaba a permanecer acostada. -Ahora mucho mejor...-le dijo agradecida. -Gracias-añado. Tenia varias preguntas, pero no era el momento ni el lugar.

Con la verticalidad recuperada, observe la habitacion con mayor interes. Efectivamente, se trataba de una especie de sala de autopsias, como habia pensado en un principio, salvo que los unicos cuerpos que habian allí eran los nuestros y los de aquel hombre. Sin pensarlo mucho, me acerco a él y le quito el estupido casco de submarinista que lleva puesto. Lo que veo no es agradable. Era un hombre si, y estaba muerto, pero eso no me impacto. Lo extraño eran sus ojos... tenia uno de aspecto normal, de color negro y sin brillo en el, pero el otro... Se parecia mas al ojo de una serpiente o reptil que al de un humano. -Esto si que es raro...-murmure mientras me alejaba del sujeto y volvia a centrar mi atención en los frascos de las estanterias. Habian pulmones, un corazon e incluso algunos riñones, pero no habian unicamente organos internos... Unos maxilares de aspecto animal se encontraban en el fonde de un frasco que sin duda contenia formol y tambien habian extremidades de morfologia antropomorfica, pero con caracteristicas bestiales. -Y esto es mas extraño aun...-comento. ¿Donde demonios nos habian traido?

Ignorante del tiempo que pase examinando aquella brutalidad, me acuerdo entonces que el grupo no esta completo. -Tenemos que encontrar a Alex...-musite entonces. -Si algo le hubiera pasado...-la voz se me quebro. No lo conocia de mucho, pero era el hermano menor de Cyclops y Magneto me habia puesto al mando de su equipo en su ausencia... era mi responsabilidad cuidarlo a el tanto como el cuidar a Billy, aunque al parecer, el joven mutante no necesitaba de una niñera... Y con el pensamiento de encontrar al fulguroso acolito, derribo de un puñetazo la puerta blindada que habia alli, aparentemente, la unica salida...

Eric Magnus Lensherr // Magneto
Mutante | Hermandad de los mutantes
En: Afueras Mansión X
Feat: Larry Trask
Larry parecía no saber el motivo de mi pregunta. Realmente, la cuestión guardaba mucho más de lo que se entreveía a simple vista. No obstante, antes de obtener una respuesta clara por su parte, sus sentidos parecieron nublarse y el muchacho calló de rodillas al césped del jardín de Charles. Así permaneció algunos minutos, con los ojos mirando a la nada y la boca entreabierta en una expresión que se podría calificar de estúpida.

Cuando pestañeó y sus ojos lograron enfocar la realidad, supe que su poder había dejado de estar activo. Esperé a que se levantara. No se veía extraño por aquel suceso, lo que me hizo pensar que sus visiones eran siempre así de intensas, o al menos, en los últimos tiempos. -…creo que estás demente, pero la opinión que tenga de ti en este momento es el menor de tus problemas… el gigante, el sujeto descomunal en el video del pentágono, está a punto de hacer otro movimiento -me respondió a la carrera. Mi gesto cambió por completo. Antes, expectante, ahora notaba como mis expresiones se habían endurecido. Apocalipsis estaba a punto de dar su tercer paso en demasiado poco tiempo. Primero Genosha… luego el Pentágono… ¿dónde iría ahora? –¿Qué se propone? -pregunté tratando de sonsacar información útil. -¿Dónde atacará?-inquirí nuevamente. A pesar de dichas preguntas, sabía la respuesta a la primera. Apocalipsis vivía para crear una utopía para los mutantes, con él como Dios y soberano absoluto de todo y todos. Dueño de la vida y la muerte de cada uno de los mutantes del planeta, gobernador de lo que estaba bien o mal. Siempre volvía con el mismo plan… siempre lo vencíamos. Esta vez no sería diferente. –Prepárate Trask…-le dije al mutante premonitorio mientras el metal empezaba a envolvernos. –Volvemos a toda velocidad junto a los nuestros.-añadí al tiempo que la esfera nos terminaba de recubrir y acto seguido salíamos volando rumbo a la Hermandad de los Mutantes. -¿A quiénes busca? -le pregunté cuando un pensamiento repentino acudía a mi mente. Apocalipsis nunca actuaba solo. Siempre depositaba su confianza en cuatro mutantes… sus jinetes. En Genosha, Wanda había desaparecido. Y en el Pentágono, de seguro que había secuestrado al mutante responsable del ataque al gobierno.

Theodor "Teddy" Altman // The Hulking
Hibrido Skrull-Kree | Miembro Patrulla X
En: Mansión X - Despacho Profesor
Ft: Profesor Xavier
Ororo se marchó del despacho en cuanto yo llegué. ¿Tal vez debería hablar con ella? A fin de cuentas, parecía conocer al rubio platinado que desapareció junto a Billy. ¿Y por qué pensaba en Billy ahora? Un nuevo rubor atenazó mi rostro al recordar el encuentro con Bobby hacía algunas horas. Estoy hecho un lío. Billy me gustaba, pero Bobby… despertaba en mí algo que no conocía. -Me encantaría retomar esa conversación contigo... pero toma asiento joven, sabes que ahora este es tu hogar y quiero que lo sientas como tal-me saludó el profesor y comenzó a explicarme que si empezábamos estas sesiones, debería tener un sentimiento de seguridad y confianza hacia él absoluto y total. Que tenía que abrir mi mente a él sin reservas. Eso en cierto sentido me dio miedo. ¿Todos mis pensamientos en conocimiento de otra persona? ¿Qué pasaría si no le gustaban mis pensamientos? ¿Y si me expulsaba de la escuela por no ser como él creía? Aquellas dudas se dinamitaron en mi cerebro provocándome un ligero temblor y una opresión en el estómago producto de los nervios. ¿Estaría dispuesto a correr un riesgo tan grande como el de abrirme a un completo desconocido? La mirada del profesor era serena y parecía no juzgarme. Respiré lentamente y me puse a recordar. Sam se había asombrado de mi capacidad de metamórfico, pero no me había juzgado e incluso me pidió ayuda cuando tuvo que bajar a las alcantarillas. Allí había conocido a Ruth, Bobby y Warren. La chica era ciega, pero ninguno la trataba de forma diferente. Por otro lado, hacia hacía chistes sobre las plumas de Warren, y de seguro que en un instituto cualquiera se burlarían de él por el hecho de tener alas. Bobby era muy simpático. Luego conocí a Scott. Ese hombre se veía estricto, pero justo. Había aceptado mi presencia e incluso me incluyó en sus planes cuando escapamos de esos mutantes del alcantarillado. Luego conocí al Dr. Hank. Su aspecto era de lo más bestial, cubierto de pelo azulado y con garras y colmillos, y sin embargo, no inspiraba hostilidad ni miedo, simplemente una sabiduría infinita y una mente reflexiva. Y por último, había conocido a Ororo. Sin conocerme, sin saber siquiera quién era, me protegió de las discordias del platinado. En cierto sentido, me recordaba a mi madre, protectora y cálida. El profesor por otro lado, se veía tan compasivo y por lo que tenía entendido, era quien había inculcado los valores en aquella escuela, quien enseñó a Scott, a Ororo y a Hank para que fueran como eran hoy en día. Una persona así, que aceptaba en su hogar a gente tan diferente, dispar… tenía que ser alguien que no juzgara a los demás. Y con esa reflexión, me di cuenta que había estado boqueando como un estúpido frente al director de la escuela. Sonreí nervioso y miré hacia otro lado. –Lo siento yo… -¿sabría que había estado recordando? - …estaba pensando…-confesé. Sus ojos eran como pozos sin fondo, agua en calma y brisa del verano, todo junto. Volví a pestañear y lo miré directamente. –Si, confío en usted profesor…-le respondí con voz firme. El nudo en mi estómago se disolvió y mi respiración se volvió de lo más calmada. Me di cuenta entonces de la verdad en mis palabras. Confiaba en aquel hombre, aunque no lo conocía de nada.