S01xEp. 02 - Lethal Metal

Transcurrieron un par de días desde que acepté unirme a la patrulla X. Desde el primer día dejé en claro quien soy yo y demostré los beneficios que mi alianza representaba para los pupilos de Xavier, encontrando a su mentor tal y como lo había prometido. Una vez más, la perversa Reina Blanca se erguía victoriosa.
Mi presencia en la mansión dio de que hablar desde el principio. La mayoría se sentían incómodos con mi presencia y no temían, aparentemente no estaban dispuestos a olvidar los pecados que cometí en el pasado. Otros pensaban que seguramente el profesor tendría algún excelente motivo para pedirme formar parte del equipo. Y sólo unos pocos tenían algo de fe en mí y en la posibilidad de que pudiese regenerarme… individuos inocentes y leales que aun creían en cuentos de hadas, personas como Scott Summers.
- si que eres estúpida, Emma – me dije frente al espejo al ser invadida por pensamientos absurdos y sumamente cursis que involucraban al siempre gallardo Scott.
Suspiré continué con mi maquillaje.
Me estaba arreglando con especial dedicación pues recibí una propuesta bastante interesante por parte de Gambit. El me había pasar la tarde en un casino sumamente elegante de Nueva York con la intención de jugar un par de rondas con los elementos de S.H.I.E.L.D y así sacar un poco de información con respecto a los mutantes desaparecidos.
Siendo honesta, la integridad de esos muchachos me tenía sin cuidado. Pero colaborar con un nuevo rescate, sin duda daría de que hablar y fastidiaría a ciertas personas.
Bajo esa óptica, no tenía motivo para no aceptar.
Al final salí de mi alcoba, vestida con elegante conjunto armani en color blanco, cuyo escote era excepcionalmente discreto - si iba a visitar un casino, lo mejor era ser discreta, de lo contraría podrían tomarme como una callejera- y unas zapatillas de tacón alto, no menos de quince centímetro – la prueba de fuego para la mujer que pretendía usar zancos.
En el pasillo me encontré a Remy. Su atuendo pretendía ser igualmente elegante, pero pasaba por alto algunos detalles, como una corbata sin anudar y el cuello de su camisa mal arreglado.
- ¡Que guapo! – exclamé al verlo y me acerqué a él.
- casi podríamos pasar por personas decentes ¿no lo crees?- comenté bromista mientras arreglo minuciosamente el cuello de su camisa y anudo su corbata – listo – avisé para que volviera a respirar. Le di un par de palmaditas en el pecho para aplanar las solapas de su saco y posteriormente deslicé mis manos sobre su torso para disfrutar de su bien formado abdomen y finalmente abrochar sus botones - ya está –Luego de entablar una acalorada discusión sobre las ventajas conducir un auto deportivo en vez de una motocicleta y salir victoriosa, al fin llegamos a nuestro destino.
El casino estaba ubicado en el vigésimo piso de uno de los más prestigiosos edificios de la ciudad. Tenía espacios amplios, gigantescos ventanales y un decorado exquisito para tratarse de una cuna de mafiosos.
Remy preguntó mi opinión respecto al lugar. Yo sonreí juguetona y lo tomé del brazo pretendiendo ser una pareja cualquiera.
- bueno, para ser honesta espero que pasemos desapercibidos…- respondí registrando el lugar con la mirada, el lugar estaba repleto de delincuentes, aparentemente no éramos los únicos interesados en obtener algo de SHIELD - ¿Ves esa mesa? – Cuestioné señalando con mi mentón la mesa a la que me refería – allí está Kingpin tramando algo…- murmuré al leer los pensamientos del descomunal individuo. Frente a él, estaba sentado un mozalbete rubio bastante bien vestido*.
- ¿vez a la mujer de cabello negro y bigote tenue que está a su lado? – Continué – es esa griega histérica que se revolcaba con Daredevil, lo mejor será andar con cuidado…- expliqué.
Bajo esa advertencia seguimos caminando hasta encontrarnos con los agentes de S.H.I.E.L.D valla que no eran de fiar, después de todo ¿Qué clase de persona confiable apostaría información tan confidencial solo por diversión?
Ellos reconocieron a Gambit, después de todo, era una leyenda en el mundo de las apuestas. Un par de ellos se levantaron para interceptarlos, mientras tanto yo penetraba en sus débiles mentes ¡Carajo! Estos tipos estaban dispuestos a brindar información a cambio de probar sus habilidades con el rey del juego… patético.
El problema radicaba en esos idiotas no nos dejarían salir tan fácilmente si perdieran las apuestas. El lugar estaba repleto de agentes encubiertos que no iban precisamente tras Kingpin.
Lo mejor sería mantener en secreto mi identidad. La presencia de una telépata en el lugar podría calentar los ánimos de las personas.
- Señor Lebeau, sabía que alguien como usted no sería capaz de resistirse a la tentación – dijoel agente Goldman con un aire fraternal - ¿Quién es tu encantadora acompañante? – cuestionó en un patético intento de galantería.
- Madeleine Betancour ¿Monsieur Goldman? respondí en un poco creíble acento francés.
– enchanté – dijo con una pronunciación pero que la mía y besó mi mano.
Por suerte estaba usando guantes, de otro modo, hubiera apagado su cerebro en ese mismo instante. Volví hacia Remy quien lucía especialmente divertido con esa situación - ¿No tenían pendientes?- pregunté, esperando que el chico interviniera a mi favor.